CUENTO DE NAVIDAD
Queen 24/12/1997
Estaba perdida, o alguien la había abandonado en plena calle, herida y mal nutrida olía a sucio, su pelo escaso y sin brillo le hacia parecer aun más débil.
Quizás ésta, fuera su historia……
Sus padres, una pareja de Yorkshire Terrier menudos - Lola y Pincho - Vivían en una casa amplia y con mucho jardín a las afueras de Barcelona.
Sus dueños los tenían tan mimados, que el embarazo de Lola se convirtió en un acontecimiento familiar, visitas constantes al veterinario, ecografías, dieta y cuidados especiales para la perrita y cuando nació “Luna” amigos y familiares acudieron a ver a la feliz pareja de canes con su retoño recién nacido.
La intención de era quedarse con el cachorro, que su madre lo criara y convivieran todos juntos, pero los viajes del dueño de la casa y la repentina enfermedad de su mujer, hizo que después de meditarlo y muy a su pesar, decidieran entregar a “Luna” en adopción. Comenzaron la búsqueda de un hogar para aquel animal adorable al que tenían tanto cariño, cuando cumplió tres meses de vida.
Parecía muy fácil, era preciosa y enseguida aparecieron candidatos interesados en quedársela, pero ninguno reunía las características que sus dueños buscaban, tuvieron que pasar aun dos meses hasta que por fin se decidieron por un matrimonio mayor, creyeron que eran las personas más adecuadas para ocuparse de “Luna” además vivían muy cerca y podrían verla siempre que quisieran.
Cuando salió de la casa parecía feliz y contenta, pero sus padres y hasta entonces dueños, se quedaron en la puerta con una sensación de abandono unos y frustración los otros, de la que no podrían desprenderse nunca.
“Luna” estuvo muy poco tiempo en la nueva casa, añoraba a su familia quería volver con ellos, así que la mañana del segundo día cuando su flamante dueña abrió la puerta al cartero, la perrita se escapó.
¿Como había sucedido? nunca lo supieron, cuando se dieron cuanta de que no estaba en casa había pasado más de una hora y aunque la buscaron por todo el barrio no lograron encontrarla.
Se había perdido, salio por la puerta mientras estaba abierta jugueteo por la calle y se alejó de la casa poco a poco. Cuando por fin se percató de que estaba perdida y sola, se acurrucó en un rincón cerca de una tienda de chucherías, allí se quedó hasta que la encontraron aquellos niños.
- No puedo llevarla a casa,
Dijo el mayor (solo tenia 9 años)
- mi padre no quiere animales y la llevará a la perrera
- Yo tampoco, mi madre dice que los perros ensucian las alfombras y hay que sacarlos a pasear.
- La esconderemos en mi garaje… dijo el más pequeño, allí no la encontrará nadie, le daremos de comer y la cuidaremos nosotros.
La primera noche fue horrible pasó mucho frío, era solo un cachorro y necesitaba el calor de sus padres, la tristeza se apoderó de ella.
A la mañana siguiente, los chicos intentaron alimentarla, pero no quería comer, muerta de frío con muy mal aspecto, estaba triste y cansada, tenía una herida en la cabeza que se había hecho con unos alambres del jardín en su huida del día anterior.
- Tenemos que curarla.
- Le pondremos un poco de yodo, mi madre me lo pone cuando me caigo y me sale sangre de la rodilla.
- Pues ve a buscarlo corre.
Le pusieron el líquido rojo en la herida y le mancharon la cabecita, parecía más grave de lo que era en realidad, así que se asustaron.
- ¿Y si se muere?
- Solo tiene una herida en la cabeza, tonto
- Pero ¿puede morirse?
- Si, claro pero…
- Si se va a morir no puede estar en mi garaje…
- La dejaremos otra vez en la calle
- No, no, no podemos abandonarla ahora
- Pues yo no quiero que se muera en el garaje de mi padre.
Decidieron llevársela al colegio, llegaban tarde y no podían dejarla allí sola, era el último día antes de las vacaciones de Navidad y tenían que encontrar un lugar definitivo para ella cuanto antes.
En una caja de cartón con un trapo viejo y casi sin ventilación paso la mañana...Los chicos al final, decidieron hablar con su profesora y pedirle consejo.
- Conozco a alguien que puede quedarse con ella
Dijo la profesora un poco alarmada por el aspecto del animal.
- Se la llevaré a un amigo esta tarde.
“Luna” que paso a llamarse “Linda” cuando la encontraron los niños, fue adoptada por su nuevo dueño el 23 de diciembre y el 24 se la llevó a la ciudad en su furgoneta de reparto. No quería dejarla en casa sola, se la habían traído la noche anterior y no había tenido tiempo de bañarla y curarle la herida, el animal seguía sin comer apenas probó un poco de pollo que sobró de la cena, se dijo que la llevaría al veterinario por la tarde.
No tuvo ocasión “Linda” desapareció, debió ser en una de las paradas que hizo para entregar los regalos de Navidad que transportaba, no se dio cuenta hasta el medio día, había entregado más de quince paquetes en diferentes direcciones ¿donde la había perdido? ¿Cómo había bajado de la furgoneta? Parecía imposible, la última vez que miró para ver como estaba, seguía dormía justo detrás de él, entre su asiento y los paquetes, tapadita con una manta y dentro de un capazo que le había preparado para que estuviera cómoda.
Simplemente se despertó, la puerta estaba abierta y saltó del vehiculo. Estaba en una de las calles más transitadas de Barcelona, coches aparcados en las aceras, otros circulando en caravana por la calzada, era el día de “Nochebuena” la ciudad bullía y allí estaba “Linda” otra vez perdida.
Entró en la sucursal de un banco con alguien que ni siquiera se dio cuenta de su presencia, salió cuando alguien volvió a abrir la puerta y nuevamente entró con un señor mayor que aunque la vio, pensó que iría con alguien que estaba dentro.
Yo la vi cuando volvía a salir sola, estaba justo delante mío, nos separaba la calzada y la acera del banco me alarmé, noté enseguida que estaba en peligro, si bajaba el bordillo los coches la atropellarían, tenia que cruzar para ayudarla.
Tuve que esperar a que el semáforo de la esquina se pusiera en verde para peatones y cruzar, los minutos que transcurrieron se hicieron eternos, confiaba que sus dueños, aparecerían en cualquier momento aturdidos por haberla despistado, pero en ese momento no había nadie en la acera.
Cuando por fin pude cruzar, la cogí apresuradamente y ella se acurrucó temblorosa entre mis brazos. Pregunté en el banco y en las tiendas cercanas pero nadie sabía de quien era aquel cachorrillo asustado, así que...
Queen, se convirtió en la reina de nuestra casa y hasta que murió (hace poco más de un año) disfrutamos durante 13 años de su alegría, sus ganas de jugar, su optimismo, muchísimo cariño y una gran lealtad.
Nosotros, simplemente fuimos su último y definitivo destino, seguramente el que ella estaba buscando.
Queen 24/12/1997
Estaba perdida, o alguien la había abandonado en plena calle, herida y mal nutrida olía a sucio, su pelo escaso y sin brillo le hacia parecer aun más débil.
Quizás ésta, fuera su historia……
Sus padres, una pareja de Yorkshire Terrier menudos - Lola y Pincho - Vivían en una casa amplia y con mucho jardín a las afueras de Barcelona.
Sus dueños los tenían tan mimados, que el embarazo de Lola se convirtió en un acontecimiento familiar, visitas constantes al veterinario, ecografías, dieta y cuidados especiales para la perrita y cuando nació “Luna” amigos y familiares acudieron a ver a la feliz pareja de canes con su retoño recién nacido.
La intención de era quedarse con el cachorro, que su madre lo criara y convivieran todos juntos, pero los viajes del dueño de la casa y la repentina enfermedad de su mujer, hizo que después de meditarlo y muy a su pesar, decidieran entregar a “Luna” en adopción. Comenzaron la búsqueda de un hogar para aquel animal adorable al que tenían tanto cariño, cuando cumplió tres meses de vida.
Parecía muy fácil, era preciosa y enseguida aparecieron candidatos interesados en quedársela, pero ninguno reunía las características que sus dueños buscaban, tuvieron que pasar aun dos meses hasta que por fin se decidieron por un matrimonio mayor, creyeron que eran las personas más adecuadas para ocuparse de “Luna” además vivían muy cerca y podrían verla siempre que quisieran.
Cuando salió de la casa parecía feliz y contenta, pero sus padres y hasta entonces dueños, se quedaron en la puerta con una sensación de abandono unos y frustración los otros, de la que no podrían desprenderse nunca.
“Luna” estuvo muy poco tiempo en la nueva casa, añoraba a su familia quería volver con ellos, así que la mañana del segundo día cuando su flamante dueña abrió la puerta al cartero, la perrita se escapó.
¿Como había sucedido? nunca lo supieron, cuando se dieron cuanta de que no estaba en casa había pasado más de una hora y aunque la buscaron por todo el barrio no lograron encontrarla.
Se había perdido, salio por la puerta mientras estaba abierta jugueteo por la calle y se alejó de la casa poco a poco. Cuando por fin se percató de que estaba perdida y sola, se acurrucó en un rincón cerca de una tienda de chucherías, allí se quedó hasta que la encontraron aquellos niños.
- No puedo llevarla a casa,
Dijo el mayor (solo tenia 9 años)
- mi padre no quiere animales y la llevará a la perrera
- Yo tampoco, mi madre dice que los perros ensucian las alfombras y hay que sacarlos a pasear.
- La esconderemos en mi garaje… dijo el más pequeño, allí no la encontrará nadie, le daremos de comer y la cuidaremos nosotros.
La primera noche fue horrible pasó mucho frío, era solo un cachorro y necesitaba el calor de sus padres, la tristeza se apoderó de ella.
A la mañana siguiente, los chicos intentaron alimentarla, pero no quería comer, muerta de frío con muy mal aspecto, estaba triste y cansada, tenía una herida en la cabeza que se había hecho con unos alambres del jardín en su huida del día anterior.
- Tenemos que curarla.
- Le pondremos un poco de yodo, mi madre me lo pone cuando me caigo y me sale sangre de la rodilla.
- Pues ve a buscarlo corre.
Le pusieron el líquido rojo en la herida y le mancharon la cabecita, parecía más grave de lo que era en realidad, así que se asustaron.
- ¿Y si se muere?
- Solo tiene una herida en la cabeza, tonto
- Pero ¿puede morirse?
- Si, claro pero…
- Si se va a morir no puede estar en mi garaje…
- La dejaremos otra vez en la calle
- No, no, no podemos abandonarla ahora
- Pues yo no quiero que se muera en el garaje de mi padre.
Decidieron llevársela al colegio, llegaban tarde y no podían dejarla allí sola, era el último día antes de las vacaciones de Navidad y tenían que encontrar un lugar definitivo para ella cuanto antes.
En una caja de cartón con un trapo viejo y casi sin ventilación paso la mañana...Los chicos al final, decidieron hablar con su profesora y pedirle consejo.
- Conozco a alguien que puede quedarse con ella
Dijo la profesora un poco alarmada por el aspecto del animal.
- Se la llevaré a un amigo esta tarde.
“Luna” que paso a llamarse “Linda” cuando la encontraron los niños, fue adoptada por su nuevo dueño el 23 de diciembre y el 24 se la llevó a la ciudad en su furgoneta de reparto. No quería dejarla en casa sola, se la habían traído la noche anterior y no había tenido tiempo de bañarla y curarle la herida, el animal seguía sin comer apenas probó un poco de pollo que sobró de la cena, se dijo que la llevaría al veterinario por la tarde.
No tuvo ocasión “Linda” desapareció, debió ser en una de las paradas que hizo para entregar los regalos de Navidad que transportaba, no se dio cuenta hasta el medio día, había entregado más de quince paquetes en diferentes direcciones ¿donde la había perdido? ¿Cómo había bajado de la furgoneta? Parecía imposible, la última vez que miró para ver como estaba, seguía dormía justo detrás de él, entre su asiento y los paquetes, tapadita con una manta y dentro de un capazo que le había preparado para que estuviera cómoda.
Simplemente se despertó, la puerta estaba abierta y saltó del vehiculo. Estaba en una de las calles más transitadas de Barcelona, coches aparcados en las aceras, otros circulando en caravana por la calzada, era el día de “Nochebuena” la ciudad bullía y allí estaba “Linda” otra vez perdida.
Entró en la sucursal de un banco con alguien que ni siquiera se dio cuenta de su presencia, salió cuando alguien volvió a abrir la puerta y nuevamente entró con un señor mayor que aunque la vio, pensó que iría con alguien que estaba dentro.
Yo la vi cuando volvía a salir sola, estaba justo delante mío, nos separaba la calzada y la acera del banco me alarmé, noté enseguida que estaba en peligro, si bajaba el bordillo los coches la atropellarían, tenia que cruzar para ayudarla.
Tuve que esperar a que el semáforo de la esquina se pusiera en verde para peatones y cruzar, los minutos que transcurrieron se hicieron eternos, confiaba que sus dueños, aparecerían en cualquier momento aturdidos por haberla despistado, pero en ese momento no había nadie en la acera.
Cuando por fin pude cruzar, la cogí apresuradamente y ella se acurrucó temblorosa entre mis brazos. Pregunté en el banco y en las tiendas cercanas pero nadie sabía de quien era aquel cachorrillo asustado, así que...
Queen, se convirtió en la reina de nuestra casa y hasta que murió (hace poco más de un año) disfrutamos durante 13 años de su alegría, sus ganas de jugar, su optimismo, muchísimo cariño y una gran lealtad.
Nosotros, simplemente fuimos su último y definitivo destino, seguramente el que ella estaba buscando.
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